Y qué de la frase directa, tajante, imperativa, destructiva que no deja brecha para analizar juicios disidentes: "Ya te lo decía yo". Si alguien la escucha es porque no siguió consejo y metió la pata. No hay nada que hacer. Todo está perdido.
"Ya te lo decía yo" es más perturbador si se pronuncia indicando con el dedo índice de arriba a abajo con rapidez y rozando la frente con gesto acusador... "Ya te lo decía yo" tiene tono de exigir arrepentimiento: ¡Ay, si pudiera dar marcha atrás! piensa el afectado quien ahora, con la soga al cuello, guardará un silencio sepulcral y en sus adentros dará la razón a quien le dijo que ése no era el camino. "Ya te lo decía yo" es una frase añeja, fantasmal y opresiva, que tiene presencia en una vida de reproches, y ha creado tiranías y dictaduras. Explica tragedias, muertes, revoluciones, lágrimas, traumas, exilio, y no tiene nada que ver con la comprensión y la empatía. Por tanto, mejor evitar el "ya te lo decía yo" por el bien de la convivencia. Y eso se consigue eligiendo adecuadamente a nuestros consejeros y preparándonos para los imprevistos que nos depara la vida... Por cierto, ayer esa frase reiteró su ominosa presencia en mi vida... (Y vuelta a empezar).
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