Hay historias que las escriben los protagonistas. Hoy me apetece recordar una y ser yo el protagonista. Será una historia de reconocimientos que dará grandes beneficios a personas de buen corazón que por circunstancias mantienen un comportamiento distante a la realidad que desconocen.
La historia dice que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del camino discutieron por algo sin importancia. Uno de ellos escribió en la arena: "Hoy, mi mejor amigo me ofendió". Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse. El que había sido ofendido anteriormente, en un descuido se ahogaba siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó su estilete y escribió en una piedra: "Hoy mi mejor amigo me salvó la vida". Intrigado el amigo preguntó: ¿Por qué cuando te ofendí escribiste en la arena y ahora que te ayudo a salir del agua escribes en una piedra? Sonriendo el amigo respondió: "Cuando un amigo nos ofende debemos escribirlo en la arena para el viento se encargue de borrarlo. Por el contrario, cuando nos pase algo grandioso lo tenemos que grabar en la piedra donde ningún viento pueda borrarlo".
De cuando en vez, conviene hacer un alto en el camino y dedicarle tiempo a una determinado persona. Es importante poner sobre la mesa reflexiones que nos hagan bien, que den luz a un asunto pegado a una mala experiencia, y recordar que ante lo que está mal, no hay más remedio que enfrentarse con los cambios que precisen, solo así saldremos adelante. Y si toca disculparse... Como dijo el poeta: "La meta es partir", así estaremos en constante movimiento, porque siempre habrá un rincón dentro del universo de cada cual que mirará más allá de lo que a simple vista nunca llegaremos a ver si no partimos. (El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero solo el necio se queda sentado en él).
Es bueno pararnos a pensar sobre "ese" amigo que siempre está ahí...aunque no lo veamos todos los días...
ResponderEliminarMark de Zabaleta
Cierto. Amigo de juventud tal vez.
ResponderEliminarSalud