Y quise retenerla,
para con su ardid demostrado
romper la noche y ganar el día.
Y derrotar la muerte.
Pero no quiso.
Y los espacios que llenó quedaron mudos,
sin palabras.
Y cada parte que dejó quedó por penetrar,
por marcar,
por descubrir.
Pero no quiso
O no pudo seguir,
aguantar,
resistir por miedo a que el silencio hablara.
Y se fue sin saber que en de soslayo,
con la luna chismosa rondando,
el silencio enmudece.
Y Fito, entro el humo de los porros, pregunta: "¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón".
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