miércoles, 30 de enero de 2013

Estamos tocando el fondo

La poesía es un arma cargada de futuro, Gabriel Celaya

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
más se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
que golpea las tinieblas.

Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades;
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades,
amorosas crueldades.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos, dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo,
cultural por los neutrales, que lavándose las manos
se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido,
partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren.
Y canto respirando. Canto y canto y cantando
más allá de mis penas,
de mis penas personales, me ensancho,
me ensancho.

Quiero daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso, con técnica, que puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España,
a España en sus aceros.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo.

Según me cuentan, los jubilados y pensionistas, más los parados y los trabajadores en activo estamos a ellas. Somos aproximados. O sea, que cada trabajador en activo tiene que mantener a tres. Pero no es solo eso, que luego, ese salario, lo hay que repartir de nuevo en tres partes. Cada pensión tiene que alimentar al menos a dos personas. Cada parado lo mismo. Y cada trabajador igual, más la hipoteca. Los parados y pensionistas no tenemos hipotecas, al contrario que los trabajadores en activo que igual de momento la tienen. El asunto es ese. Aquí tenemos que ser sinceros, o le jodemos el milagro a Jesucristo, o esto tiene que reventar por algún sitio. Y no hay que tener muchas luces para verlo venir. Pero hay más, sí, porque el Ministerio de Sanidad está estudiando otra subida en el copago de los medicamentos para los pensionistas de 1,7%. Ahora sí que somos pobres de verdad. Estamos tocando fondo.

4 comentarios:

  1. Seria bueno robarle un milagro a cristo.
    Pero como no creo en milagros, sino en hechos.
    Alguien y todos nosotros también,
    tenemos que poner orden en todo este desaguisado.
    Quiero creer que todos no son iguales,
    que existen ideales sanos y desinteresados
    para mejorar nuestra mal trecha sociedad.

    ResponderEliminar
  2. Yo también lo creo. A pesar de los pesares. De tanta corrupción y desvergüencia.

    Salud

    ResponderEliminar
  3. Desde que Gabriel Celaya escribiera este poema, que musicó Paco Ibáñez, estamos tocando fondo. Incluso cuando nadie hablaba de crisis y todos parecíamos felices.
    El fondo es una manera de contemplar la vida, en nuestro mundo, desde la órbita de un capitalismo más o más salvaje. Esa manera de mirar está desde entonces, y no hemos tocado fondo. El fondo está más abajo, y no tenemos imaginación para verlo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Imperialismo más que capitalismo. Y sí, saldremos de esta, con imaginación o sin ella. Lo cierto es que cuando la barriga rasca por dentro no se está para mucho imaginaginación. Cáritas y otras organizaciones parecidas saben de qué hablo.

    Salud

    ResponderEliminar