Eugenio me sorprende, si bien creo que en esta realidad que nos cogió a todos por sorpresa debemos tener un economista amigo para que nos explique, quien tiene el privilegio de contar con Eugenio como amigo, tal vez la necesidad no sea tan necesaria.
Sin apearse de la bicicleta (va lento) me acaba de decir que este país se va al garete porque cargamos con la mayor presión fiscal del mundo por el simple hecho de que cada familia es un Estado en pequeño. Sino, me pregunta, quién crees que paga los intereses de la deuda y su amortización; quién las tropelías de la banca, de los políticos y sus amiguetes; quién los despropósitos de las comunidades autónomas que no cumplen con el techo de déficit. En este país no cumple con Hacienda ni la propia Hacienda. Y quién paga los intereses... la familia. (Eugenio va lento. Cómo jode verlo así. Mi amigo).
Los desafíos del gobierno son muchos, incontables, asfixiantes, dolorosos y dolientes, humillantes y vergonzosos. Sin embargo, por encima de lo urgente que es cuadrar las cuentas del Estado, está quién paga las facturas... Una sola, la familia, como la mano de una amiga. Una sola.
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