A una amiga la recuerdo como si fuera hoy diciendo "yo no soy de muchas palabras pero cuando me necesitas allí estaré dónde quiera que estés". Como la canción.
Dicen que de mucho repetir una mentira se convierte en verdad. Tal vez si la mentira es de mala saña, pero si hablamos de la verdad que no tiene vuelta de hoja, de la amistad a secas. La amistad hay que exponerla a las inclemencias del tiempo: a veces bueno, a veces malo. Como la vida. Como el bendito amor. Lo que nunca entendí de mi amiga es que siempre se mantuviera en la retaguardia, que nunca se entregara de lleno a la amistad. ¿Qué necesidad tenía de mentir? A veces solo Dios sabe lo que una amiga piensa cuando se compromete con la amistad. No digo una mujer, digo una amiga. Tampoco digo una dama. Una dama es más que una mujer. Digo una amiga. De viejo, aún me sigue decepcionando la amistad, pero no importa, en eso estamos esta tarde radiante de esperanza, en busca de otra identidad recreada en el pasado, tal vez en otra amiga. Por cierto, ¿alguien conseguiría librarse de una amiga de "aquí me tienes para lo que haga falta hasta que la necesites"? Una amiga... necesario su recuerdo para escribir como inspiración, tomar café, y poco más... Sin embargo, abrigo la esperanza de que un día, huérfana de padre, aligere su corazón y vuelva a la verdad.
Me encuentro intentando volver al pasado por el camino de la amistad con la complicidad de la María siempre dispuesta a legalizar lo ilícito... Siempre será la amiga irrefrenable obligada a defender el amor por absurdo que parezca. Y ya me callo.
El camino de la amistad puede que no nos lleve al pasado, mas bien nos trae desde él. A esta explanada donde ya no hay más rutas.
ResponderEliminarAbrazos.
La vida, la explanada de Don Quijote. La amistad y la ficción: la amiga ida. Y digo una amiga. Es usted muy amable. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud