Cuando nos devuelven la vida ojalá no sea con traición y nos dejen al menos aire para respirar.
"Nunca más", proclaman los heridos de la vida. Nos hicieron creer que debíamos renunciar a la solidaridad, a cerrar la mano, a endurecer el alma, a cerrar la puerta, y ahora lamentamos no merecer nuestro destino.
Nadie negará el abuso de poder que sufrimos los ciudadanos en este país. ¿Cómo frenar tanta corrupción? Tantas veces somos atropellados por los poderosos, que más que esperanza nos hace falta resucitar a Montesquieu y con él la división de los poderes del Estado. Si al poderoso se le detiene con poder, estamos perdidos. Esencia corrupta. Ética de vida.
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