martes, 8 de enero de 2013

Virtuosa dama

Existe una virtuosa dama de discursos trasnochados que deslumbra creencias con regocijo al idealizar y mitificar mis debilidades. En un recóndito de mi mente, dura y extremada realidad, incauta las sensibilidades de un porvenir casi inmediato; es un sedante para aliviar la crónica de una relación perversa.

Esta dama de discursos trasnochados disfruta con mesura de mis debilidades, y por mucho que me esfuerzo en caerle bien, profana mi voluntad con patrones de enajenados y acciones cuyas corrientes me impulsan hasta el desatino. La vulgaridad es parte de ese menoscabo y no tengo manera de imponer mi voluntad. Soy parte de ella lo quiera o no. Y me dice que cuando primero lo acepte primero comprenderé mi caquexia literaria. Vacío cultural. Trastorno atroz.

Si me alcanzara una crisis de esas de irme sin haberme ido, y con ella la pérdida mis recuerdos, ella se iría de mi mente y en un desastre de índole moral, sería capaz de reflexionar, falso y egoísta, acerca del amor, la santa poesía y la muerte, y no valdrán lágrimas ni lamentaciones. Entonces brindaría por su sinceridad, virtuosa dama de discursos trasnochados... Y le desearía felicidad eterna. (No sé si me explico).

6 comentarios:

  1. No sé si te has explicado, tampoco sé si yo lo haré, a mí lo que me ha llegado es la idea de alguien o algo, dama o peón, que refuerza lo que uno no quiere ser, los defectos o debilidades de uno. Y qué fácil es resignarse y acomodarse cuando se cuenta con el beneplácito de los demás..., cuando incluso le animan, desde la ignorancia, a ser otro, o mejor dicho, a no ser.

    Esta es más o menos mi lectura, que en la magia de la literatura es lo que sobran, lecturas, jeje. Gracias por dar que pensar. Veo que la razón está muy presente en tus páginas. Volveré por aquí. Me gusta tu blog.

    Gracias también por visitar el mío y dejar esas inteligentes líneas sobre el olvido, un tema muy importante para mí.

    Un abrazo

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  2. Te tuve miedo. Eres un gran escritor. No creí que me fueras a visitar. Muchas gracias. Es un honor.

    Respecto a lo de arriba se trata de una dama que no me deja ir. Es mi debilidad, mi inspiración, mi locura. La que me obliga a escribir cada día, que no es poco.

    Salud

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  3. Lo haré, me va la vida en ello. Gracias.

    Salud

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  4. No sé, tu sensibilidad me deja sin palabras.

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