Tal vez tenga razón cuando dice que soy triste y que mejor me fuera salir a la calle y respirar aire fresco. Y relacionarme con la gente. Y se justifica con los recortes de Rajoy para decirme que se acabaron las "pastillitas de colores". Si no fuera el triste que soy ella no existiría... Ni yo. No escribiría de estar poseído por la alegría.
Temo que mi carrera de triste ha llegando a su fin y a partir de ahora debo conformarme con repasar álbumes de fotos y dejarme llevar por la alegría...
Hubo un tiempo que con solo nombrarme infundía la mayor de las tristezas; era una celebridad. Pero ahora me siento incapaz de mantener el prestigio que alcancé como triste. Sin "ellas" no puedo. Así que he decidido perder mis nobles antecedentes para ser simplemente un viejo con derecho a pasear por el parque y hablar de fúrtbol y de política.
A pesar de la credibilidad con la que siempre desempeñé mi tristeza, ahora todo se ha complicado, nada es igual. Alegres pensamientos me atormentan y la misma gente que antes festejaba mi tristeza hoy son tristes por su cuenta y me sepultan en el anonimato más infame.
Esta intimidad que hoy hago pública me resulta tan amarga, tan insuperable, que es posible que no salga de esta situación tan "estupenda". Mi vida derivará en largas e insoportables noches de chistes con risas despampanantes. Daré en loco. Pero ella decide... Recuperar la tristeza será imposible... a no ser que la María me contrate en exclusiva los servicios de las ánimas del purgatorio. Y escriba.
Daré en loco. Esas tres palabras valen por un blog de miles de entradas. Y la tristeza latente. Me quedo aquí.
ResponderEliminarUn abrazo