sábado, 19 de enero de 2013

Un partido político honrado

Rajoy avisa desde Almería: "Si hay una conducta impropia en mi partido no me temblará la mano". Cospedal, Acebes, Arenas y Cascos, los cuatro secretarios generales desde que AP es PP, asientan con la cabeza y hacen muecas. Nada dicen. Solo tiemblan.

Yo le tengo un gran aprecio a justicia. Y hasta podría decir que, de tanto verla y oírla en los medios de comunicación, le he tomado algo de cariño. Incluso podría confesar sin escatimar nobleza, que de cuando en vez he ido de juerga con ella, que bailamos, que le di pellizquitos y que le solté algún que otro piropo cerquita de la oreja (en medio de una fiesta se ve más joven y menos vieja). Pero a pesar de esa convivencia y de la confianza que me tomo con ella, no dejo de reconocer que tiene una desagradable verruga en la punta de la nariz, que está algo subidita de peso, que las arrugas le dañan la frente, que tiene celulitis en las piernas y un aliento pésimo... Da la casualidad que cuando empiezo a hacerme ilusiones con ella sus mezquinos colaboradores hipócritamente son los que me llaman la atención sobre sus defectos. ¿Y yo qué culpa tengo entonces que deje de ser para mí tan representativa, tan buena y tan justa la justicia?

2 comentarios:

  1. Sino le tiembla la mano, creo que la tiene muerta.

    Hay mucha tela que cortar y mucho que surcir
    con tanto descosido.

    Es curiosa la justicia, cuanta celeridad para casos triviales y que descafeinada para tanto ladrón llamado publico.

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  2. Así es... la justicia en este país.

    Salud

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