Las cosas tienen su proceso complicado hasta alcanzar el buen amor tras una realidad tecnológica. La tecnología impacta en la actualidad en nuestras vidas de manera abusiva y no es descabellado pensar que nos falta tiempo para dedicar al buen amor. Hablo de delegar a un segundo plano la práctica amorosa. A la tecnología conviene ponerle las cosas bien claras porque el amor merece preservar el lugar que siempre ocupó en nuestras vidas. Temo, que si se hiciera una encuesta sobre qué elegiría, si una semana sin actividad sexual o sin Facebook. No soy adivino, pero si dijera que la mayoría de las consultadas se decantarían por Facebook fijo que acertaría. Sin embargo, algunas y algunos, no cambiaríamos una noche desvelada a la luz de la luna por nada. Ni siquiera por un móvil de última generación... (¿Qué tan lejos llegará este pleito? Habrá que esperar).
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