lunes, 10 de octubre de 2011

Cerbero

Mi hija Patricia, una de esos cinco millones de desempleados, me ha dejado, quizá olvidado, un libro de historia; es historiadora, de Arte creo, no sé. Es igual, a fin de cuentas es solo un libro. Ha perdido un libro... Dios quiera que no pierda la fe. El libro, en una página que abrí al azar (el azahar guía mis pasos cada mañana) habla de El guardián del Hades (en mi vida). Dice que hubo un tiempo donde mansiones infernales padecían constantes ataques de sus enemigos (nada ha cambiado). Entonces, alguien les recomendó para ayudar en su custodia un perro (ay) de nombre Cerbero, conocido luego por el perro guardián del Hades. Pasadas las pruebas de actitud (fundamental en estos casos) le encomendaron la vigilancia de la entrada de la principal mansión, y ahí se acabaron los problemas, nunca más se supo de sus enemigos y sus ataques insidiosos.

La historia nos dice que Cerbero tenía tres cabezas, aunque su amo le atribuía un centenar. Sin embargo, uno de los más denostados historiadores de la época, basado en sus conocimientos sobre animales rabiosos, llegó a la conclusión que, considerando el promedio de las distintas leyendas y analizándolo minuciosamente, Cerbero solo podía tener veintisiete cabezas. (Este historiador se hubiera ahorrado mucho trabajo si su decisiva sentencia la hubiera basado un poco más en el conocimiento de la anatomía canina y en algo de aritmética... Incluso hubiera acertado).

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