Cuando me falta la inspiración, o la realidad me puede, salgo a pasear por el campo. Ayer fue uno de esos días escasos de todo. Pero llovía, entonces elegí la opción "b" (uno es viejo y siempre tiene un as en la manga): Leer un libro. Y tampoco, porque se hizo de noche y seguía leyendo y releyendo el libro, era incapaz de concentrarme en su lectura. Estaba torpe de entendederas. Seguía lloviendo y la noche se tornó lóbrega. Un mal día lo tiene cualquiera, pensé. Así que me fui a acostar que ya uno solo tiene dos opciones: dormir o soñar. Y al rato, una ensoñación de pretéritos olvidos se convirtieron en nostalgias por tu ausencia. Tiempos vividos, reminiscencias. Seguía lloviendo y gotas de lluvia mojaron de ternura tu recuerdo... Mi ensueño. Todo se tornaba hacia ti, todo se llenaba de ti, acaparaste mi sueño y lo llenaste de letras y puntos suspensivos, a la vez que se iba trazando en el olvido el camino de tu recuerdo... Consideré que era una oportunidad que no podía desaprovechar, y sin pensarlo dos veces lo seguí, y en aquel escapar hacia ti, me encontré huyendo de mi propia realidad hacia un espacio donde la cotidianidad me era del todo favorable; me sentí feliz. Mis ansias de ti se convirtieron en otra realidad distinta, diferente, en ella estabas tú en cuerpo y alma. No lo dude un instante, bebí de tus mieles en busca de lo sublime y lo encontré... Jamás volveré a mi cotidianidad de antes, esta es la que quiero. He pagado mi deuda con intereses, nada debo. Quiero darme a ti en cuerpo y alma, musa breve y trascendente, fascinación, religión: Nunca dejaré de masticar tus palabras. Mi inspiración.
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