El fin del mundo

Por aquellos tiempos merodeaban por aquí niños del pueblo vecino que solían atemorizar a los viejos con nuevas tecnologías que estaban fuera del alcance de su comprensión. No había televisión, solo la radio y algún periódico atrasado ponían al día a sus vecinos. (Ni siquiera se había escrito un relato sobre su cotidianidad).

Por las noches, los niños iban por las casas aporreando las ventanas y amparándose en la oscuridad con linternas en acompasado movimiento, aseguraban que el fin del mundo había llegado y que bajaba la luna... "Baltasarín... bajó la luna... auuu...".

Al día siguiente, y apenas sin aliento, el pobre viejo no tenía otra cosa que contar por el pueblo. "Anoche me despertó un fantasma anunciando el fin del mundo, vi la luna bajar del cielo y pasar por mi ventana". Y una voz de ultratumba me decía: "Baltasarin... bajó la luna... auuu..."

-¿No sería un mal sueño, una pesadilla?

-Que no, que fue como os lo cuento...

-Pues tienes que avisar a la policía...

-¿Tendría que hacerlo?

-Claro, esto no puede quedar así, tienes que avisar a la policía para que los bomberos sujeten la luna bien fuerte; si cayera nos aplastaría a todos. Sería el fin de la humanidad.

-Eso: El fin del mundo.

-Sí, es lo mismos.

-Tienes razón. Eso haré, avisaré a la policía.

-Corre.

-Ya corro.