A medida que ha venido avanzando el tiempo sobre mi Carinyet, (mayúscula siempre obligada), desde los primeros sueños, ausencias y locuras, fuimos creando una complicidad que no sabría explicar. Como tampoco sabría explicar sus ojos enrojecidos y llorosos de ahora. Si ayer bastaba una mirada para que meneara su cola en acompasado movimiento hoy no basta un te quiero. ¿Y mañana? Palabra iracunda el mañana no está claro, y si no está no está. Don, conocimiento de las cosas antes de que ocurran. Mi enfermera, mi confesora, mi Carinyet, por favor, no me dejes. Duda razonable, firme decisión de cumplir las promesas, renuncia, miente sino, dale vida, más, que aún nos queda mucho por decirnos. Dale vida, y a tiempo completo, que disfrute de ella, que sea feliz. Quién pueda regalarte vida que no se detenga. Carinyet... mi Carinyet. Surgiste de la nada como el buen amor, no tenías a nadie, pero existes y ya está. La muerte no se detiene, imposible dejar de pensar. Lo siento en el alma, Carinyet... mi Carinyet, mi Mascota, te quiero. (El fin no existe, existe todo lo demás, y existirá mientras yo viva).
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