Pocas cosas producen mayor tranquilidad que tener los asuntos resueltos por si un aquel y no deberle dinero a nadie y sobretodo al banco; cuán gratificante es tener la bendición de contar con una colindancia de la que poder recibir el último adiós de aquí estoy para lo que quieras y cuando quieras amén; nada más exquisito que comerse una paella a la orilla del mar entre mosca; nada más placentero que disfrutar de una noche de verano a la luz de la luna, y con un buen sueño. Cuánto estimula poder desarrollar la imaginación... Ahora bien, ¿de qué tanto y cuánto y lo de más allá, si no lo compartimos con alguien y otros besos? ¿Para qué crecer en la espiritualidad, la tranquilidad y el estómago si no traemos a nosotros el conocimiento? ¿Y qué de nuestra solidaridad? A juzgar por lo que se aprecia, el tema que hoy nos ocupa se diría que tiene aspecto de burla. Sin embargo, alarma la cara dura de ciertos especimenes de la sociedad que pretenden tapar el sol con un dedo, y peor aún, creemos en ellos y en cualquier estupidez que nos digan aún sabiendo que carece de fundamento. (No me pierdan de vista).
Coherente reflexión !
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Pensaré en ella. Eres muy amable. Gracias.
ResponderEliminarSalud.