"La mujer tiene el color y perfume de las rosas, la limpidez y pureza del cristal, y sobre todo su fragilidad". Lope de Vega.
No se trata de volver a lo de siempre, a las promesas que nunca cumplimos. A rescatar conceptos envenenados tras años de silencio. A los besos que nunca nos dimos. Se trata de desandar el camino perturbado por la sinrazón de las circunstancias. Se trata de desentrañar los viejos dichos y escribirlos sobre la piel y gritar su dolor. Clamor. Abismo del desconcierto. Se trata de reinterpretar el pasado y reconocer que no hay culpables, que el amor... amor, bendito amor. Las aspiraciones, los anhelos, las utopías, los sueños y el futuro. Qué te puedo dar para que vuelvas a mí. No quiero seguir cobijado por unas esperanzas sin ninguna posibilidad de persuadir tantas indecisiones. Todo se agota en la vida, hasta la propia vida tiene fecha de caducidad. No soporto un entorno recubierto de desconfianzas. Un mar donde desembocan las penas manchadas de dudas, una espiral sin fin... Insaciables ocasiones perdidas. Qué no haría por volver a arrancarte una sonrisa de tus labios y una bendita mirada de soslayo. Se trata justamente de ti. La palabra de por sí es lenguaje vivo y todo está escrito. Amor. No es posible tanto amor y sin embargo tantas lágrimas derramadas... ¿Así la vida? En las aguas de un mar se ahoga una esperanza que deberíamos renovar antes de que sea demasiado tarde. (¿Te parece bien que te quiera toda la vida? No es mucho, ni es poco, ¿es bastante? En lo que es, es mi vida).
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