Una amiga me escribe un emilio y dice
que deje ir a dona, que siente mi dolor, pero que la deje ir: me quiere alegre. "Después del silencio la nada como respuesta". Y me asegura que si supiera nadar... (como si un océano fuera disculpa). Ya lo he hecho, la he
dejado ir... Y con ella a una persona buena. Ya no soy de este mundo.
Poeta, bohemio, loco, soñador,
utópico, son algunos de insultos más despreciables utilizados para restar verdad
a la verdad, al amor, para quitarle méritos a la razón
cuando no se tienen argumentos para rebatirla.
Soy personaje... o autor ¿o seré
la misma cosa? ay, dona, no soy persona, ¿en qué jaleo me he metido? Seré uno y seré otro. Digo que no soy de decir siempre la verdad, así pues, arrogante para
algunas, vanidoso para otras, la cuestión es descalificar mis
argumentos... Escribiré un de soslayo cada día y de cuando en vez
me preguntaré ¿qué habría sido del mundo sin poetas? Y más: ¿Qué habría sido del mundo sin un Vicente Ferrer y
sus actos de amor por la vida? ¿Dónde andaría la humanidad, que ya
anda mal de por sí, si no sobrevivieran entre luchas y crisis los
desbaratados mentales que insisten en la magia de los amaneceres, en
levantarle la falda a la luna, y, sobre todo, en sobrellevar un tango
tristón a la victoria? La muerte sí que puede hablar de victorias y
no los que escriben al dictado de los que mandan y sus alegorías.
¡Libre te quiero!. Los que vivimos, todos hemos sido derrotados alguna vez o casi
siempre. Sin la posibilidad cierta de elegir futuro a una patria rota por los corruptos y gentes de mal vivir, sin exigir
respeto a los que encontraron la muerte en vez de una victoria, resulta que
algunos quieren inventar la democracia a golpe de sus mayorías absolutas... Sin embargo, mientras no seamos
plurales y respiremos todos los ideales será imposible
amarla y venerarla. Siempre que alguien
pronuncie su nombre, será inevitable recordar a los derrotados de la
vida que, como gaviotas en el cielo, volaban con sus sueños de
patria unida (con la temeridad de los enamorados), hasta que llegue
la muerte para enviarlos a la eternidad, a la reputación donde habitan
los que vivieron en el ejemplo, en la firme lealtad a sus sueños.
Y que sigan los pragmáticos burlándose
de los poetas, de los bohemios, de los locos, de los soñadores, de
los utópicos. De los ciudadanos de a pie que cada día intentan
reconciliarse con la vida para sobrevivir con cierto grado de
decoro sin ceder un paso a la memoria. Que sigan burlándose de la
santa poesía y el amor.
Al final, mi amiga se despide con un "no te rindas" y un beso. Vale, no me rendiré, pero lo explicaba mejor el poeta de la vida
y el amor, Mario Benedetti:
No te rindas
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso.
de alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso.
Los pretextos son fáciles de dar cuando no se sabe que decir. Yo me tomaría el océano si de salvar a un amigo se trata.
ResponderEliminarLos poetas no son mal vistos, en este mundo insulso no son entendidos, eso no mas.
Algún día los versos de Benedetti no servirán de pretexto para expresar tus sentires, siendo tu un poeta no lo necesitas.
Eres muy amable. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Si no fuera por los poetas... la vida muchas veces carecería de sentido, ellos extraen de todo la parte más hermosa por dura que sea.
ResponderEliminarUn abrazo
Y nos lo explican claro... Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Pues no te rindas¡¡
ResponderEliminarLo haré. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.