-Comunicabas...
-Hablaba con mi hija.
-¿Y cómo hablaste conmigo?
-Por la otra línea.
-¿Otra línea?
-Sí.
-¿Dime con quién hablabas?
-No lo entenderías...
-¿?
-Me sentía solo, no tenía gana de mear, y me llamé en un descaso de la película...
-Morirás y tú mismo empujarás la
caja...
-Dios te oiga, cariño.
-Ven a darle un beso a Ana y felicítala.
-¿Quién murió?
-Es su santo...
-¡Uy!.
Y todo comenzó como empiezan las cenas
con los amigos cualquier viernes por la noche en la avenida... Besos a
todo el mundo (menos a paco que no se deja) y la cena de picoteo:
todo muy rico. Gracias.
Después de comer llegaron los cafés
(por cierto exquisitos. Y yo entiendo, oiga) y los chupitos. Yo seguí con
agua, me pongo muy pesado cuando bebo (según mi esposa) y es que
me duermo en sus brazos, ay, como la canción. Y nada más. Besos y abrazos
de nuevo (menos a Paco, que como no bebe alcohol, siguió sin dejarse) y
hasta mañana (que al fin es hoy, sábado. Sí se me hizo largo llegar esta semana al sábado... (Culpas de otras son y no mías). Por cierto, Paco, se durmió en la silla: "mirarlo", -dijo Ana, su esposa-, ¿a que parece Buda? Paco trabaja
y madruga mucho, y no tiene remordimientos, o sea que se duerme en cualquier
esquina (no como otras), además está entradito en carnes. Ciertamente, en aquella silla con los ojos cerrados parecía a
Buda.
Buda esta dormido -como Paco, al que no le gusta que lo besen- mientras escucha a los demás como quien oye misa. No se te ocurra sobarle la panza -como a Buda- puede ser que tampoco le guste eso a Paco.
ResponderEliminarBuenas madrugadas.
Ayer Paco estaba raro... Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.