Un día no me levanté a mi hora acostumbrada porque me acosté muy tarde el día anterior, por
aquello de un gin tonic, otro gin tonic, más gin tonic... y las malas
compañías, también porque había dejado la casa patas arriba y a mí limpiar la casa no me gusta, soy más de que lo hagan por mí.
Precisamente ese día, venían a casa unos periodistas para entrevistarme sobre mi última obra literaria. Y cuál no sería mi
sorpresa al levantarme, y comprobar que dona había organizado y aseado la casa: su sofá, y la
cocina, y el salón, y los cacharros fregados. Había devuelto a la casa su estado más impoluto. Si hubiera sabido subir fotos a Internet lo habría hecho para que lo viera todo el
mundo. No sé cómo funciona, son mis hijas las que suben y
bajan fotos. No sé de redes sociales. Acaso porque no soy sociable,
que una amiga me dice con ironía y mirada angelical: ¿haciendo amigos, verdad? Qué sabe
nadie... ¡Joder dona, mira por dónde andan mis memorias!. Y eso que hace casi un año, relativamente: hablo de dona, evidente, porque
todo era relativo entre nosotros. Sería mejor no seguir en este plan porque ayer
una amiga me insultó por protagonizar las conversaciones más
tristes y soporíferas de la historia en las mañanas de los blogs literarios. Igual debiera cambiar y ser más tolerante en vista
de que no puedo olvidarla... O cerrar consulta e irme de vacaciones el
mes de julio.
Dona me podía
decir mil veces al día que me quería con su cola en acompasado
movimiento, pero el hecho de que aquel día me limpiara la casa valió
más que mil "te quiero". Para mí siempre será más importante
que me demuestren amor a que me lo expliquen... De la misma forma sabía
de dona, y ella prefería más que le doblara el pienso que le reconociera
sus obras con palabras de agradecimiento. Cada cual es como es. Para
dona el que yo le reafirmare mi cariño a través de las palabras era
esencial, pero solo para dormir. Ella era más de doble pienso
cuando me sentía agradecido por algo que había hecho bien. No, no sé,
pero creo que hablábamos diferente idioma. Un ejemplo: yo estaba
leyendo un libro de poesía mientras ella roncaba, ¿le faltaba sensibilidad? No, claro que no, porque dona era sensible en sueños.
Yo me comunicaba con palabras en un idioma que ella no entendía.
Mientras que ella se expresa con ronquidos (idioma igualmente) que yo no entendía. A
ella la poesía no le interesaba (aunque ella era poesía), prefería
doble de pienso. ¿Quería eso decir que no nos entendíamos? No,
simplemente no hablábamos el mismo idioma; en el fondo nos
entendíamos y no podíamos pasar la una sin el otro, ay. Lo más importante
en una relación es la comunicación. Pero la comunicación entre dos es como
es: yo le podía dar un mensaje a dona como a mí me gustaría que
ella me lo diera, pero mi estilo de comunicación no era el suyo. Tal
que yo le hablara en castellano y ella me contestara en chino mandarín.
Un domingo de ir a
misa, porque ansío la resurrección de los fieles difuntos, de soslayo
aconseja aprender idiomas, pero si por un aquel de la vida y sus descuidos no tienen la cabeza
amueblada, simplemente aprendan el idioma universal del
amor en silencio. (Si sientes que tú y tu Carmen bella no
estáis bien comunicados, observa en el silencio. Puede que mientras tú
le dices que la quieres, ella prefiera que te calles). Si tienen
dudas busquen en los libros, todo está escrito. O como último
recurso siempre les quedará París... Por cierto, el periodista no
vino ni me llamó para disculparse. Seguro que le salió alguna
exclusiva de adulterio o enredos políticos. (La literatura no
interesa).
Yo aprendí el idioma perro porque puedo comunicarme más con ellos que con la gente, ¨Mientras más conozco a la gente más quiero a mis perros¨ ellos si me entienden, con un lengüetazo o una movida de rabo me dicen que todo estará bien y así será.
ResponderEliminarDona sin duda dejó gran huella en ti y la admiro por ello, no la olvidas. En el cielo de los perros espera con paciencia perruna el día en que te reúnas con ella -lejano esté espero- y volver a estar juntos los dos.
Olvida a los periodistas no vale la pena recordarlos, si la literatura no interesa estamos de sumo jodidos en este mundo vil.
Buen domingo de soslayo.
Igualmente. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud