Vuelvo
a las amigas del alma, para decir que las podría unir en el
silencio. Porque escribir es mágico. Una quizá le pareciera buena
idea, la otra ni a punta de pistola. Una no le importaría leerme en
el silencio. La otra se moriría si no pudiera decir acerca de lo que
le parece bien o mal. Una cosa sé de cierto: las dos me releen. Son
amigas del alma, pero no se fían de mí cuando escribo.
A mis
amigas del alma les diría que le pusieran un nombre a la esperanza y
que la renovaran cada día. La confianza marca tendencia este
verano. Ángel González se preguntaba ¿qué sería tu nombre sin
ti? Resuelto el enigma, pues Ángel González era un dios, y él era
su nombre, ya solo falta ponerle nombre a la esperanza. Ocurre que el amor está de moda, pero algunas son mal
pagadoras en asuntos del amor, y al final acaba siendo desamor...
Pareciera una contrición, y tal vez lo sea. Pero es que a veces es muy difícil
conjugar la amistad con el amor.
El
asunto es simple: La confirmación de tres traerá consigo la formal
e inevitable ruptura, no solo de los sentimientos, lo que es antiguo,
sino entre los partidarios del amor libre. "No hay cama para
tanta gente". Y lo digo a sabiendas que ya nada será igual.
Aunque debo aclarar que el problema no es la escasez de camas, sino
el exceso de amores y sus resquemores. Al fin, cuando el amor llega,
hasta en el asiento trasero de un coche el amor se consuma, nos
convida a resucitar. Camas hay,
lo que ya no queda es amor. Alguien lo ha enterrado. El conocimiento de
dos culpable, lo que es lógico y era de esperar: Roto el amor, no
se trata de vivir de los recuerdos, de lo que pudo haber sido y no
fue, sino de enfrentarse a la verdad de la ruptura, porque un amor
que nada amarra, que no una, es un amor en desuso.
En los próximos
tiempos, aparecerán amores contrariados que bien pudieran, aún
siendo desamores, ser buenos pagadores. El amor ha de ser buen
pagador hasta que deje de llamarse amor. Son años difíciles para las amigas, y no debiera ser así. No
hay confianza, solo hay una burocracia sentimental cada vez más
alejada de la posibilidad de amar. La María sabe de qué
hablo. Y bien sabe que todo está perdido. Amor resolvedor de todos
los problemas. Amor bendito. Amor de amiga, que no amigas... Amor
desbocado como nunca antes. Un amor que por menos habría que sumarle
una sonrisa y unos ojos decidores con horizontes limpios para que volviera a
creer en sus satisfacciones y sus contradicciones. Amor de tres.
¡Achis! .¿Quien dice que no existe el amor? Yo tengo mucho para dar lo que pasa que escojo muy bien a quien, no lo doy fácil je.
ResponderEliminarA la esperanza le pongo un nombre: Flor de Maria. Creo en ella... Aun.