jueves, 25 de julio de 2013

Mi epitafio

El ejercicio de escribir se complica más cada día. Tengo una amiga bloguera que tiene muchas visitas y no contesta a ninguna: ¿falta de educación? ¿Irrespeto? Yo contesto a todas. Visito blogs y en unos el autor o autora contestan y en otros no. Supongo que la clave está en las visitas del blog: si muchas no contestan, por el contrario si pocas contestan. Yo tengo pocas, apenas, y contesto a todas. Tengo dicho que escribo para quien en un descuido entre en de soslayo y me lea... Me gusta que me lean (quizá con el tiempo una dama llegue a quererme) y contestar a quien opina sobre el asunto en cuestión, pero no entrar en diálogos... Entrar en diálogos como si fuera un chat no lo llevo. Por educación y cortesía contesto pero no. Prefiero la soledad del blog a tener que comentar lo que no viene a cuento, y menos entrar en asuntos personales.
  
Esta es una época apasionante. Desgraciada a veces, agradable otras; penosa y feliz. Es una época que merece la pena vivir y comentar. ¿Y qué mejor que escribir un blog? No lo cambiaría por escribir en un periódico online o de papel. Escribir el día, a poder ser cada día (sin injerencias editoriales), es una satisfacción que no tienen nombre... Nunca dejará de haber un corrupto que denunciar, una acción de gobierno censurable, un desamor, una bendita sonrisa, unos ojos decidores, una amiga ida... siempre habrá un descuido de la vida que comentar y mucha alegría que tratar. Y sobre todo, santa poesía que adorar. Y luego están los medios de comunicación, la economía, los mercados y, en definitiva, todo lo que no entiendo pero me gusta comentar. El mundo cambia vertiginosamente y uno no puede vivir al margen.
 
Opinar de todo con la ayuda de mi viejo y sabio amigo Eugenio, con la amiga que me lee en silencio (según me cuentan corren tiempos de incertidumbre para ella. Tengo que informarme de qué se trata), con dona, ay. Y yo personaje y autor, que no protagonista.
 
Opinar sobre los tiempos que vivimos intentando darle una pizca de humanidad a la noticia. Y si hay que mentir, incluso manipular la información para humanizarla explicarlo para que nadie se llame a engaño. Escribir de la vida, la vecindad que nos ofrece la oportunidad de gestionar un objetivo común de convivencia en base a unos valores con amplitud de miras. Escribir con los humildes en el corazón del amor y de unos ojos negros azabache... De la santa poesía y de una dama que tengo abandonada: Una dama con su propia poesía. ¡Joder, dona!, ¿en qué nos hemos convertido? Desde que no estás las cosas no van bien. Y la familia, no me canso. Y la naturaleza. Me gusta escribir, comprometerme con la palabra intentado hacerle el menor daño posible. Y aprender algo nuevo cada día valiéndome de los libros y otras informaciones. Ahora que seré personaje además de autor necesito intimidad y soledad, y si para lograrlo tengo que meterme a monja de clausura lo haré, y escribiré desde una celda y rezaré cada día pidiéndole a la María que no nos abandone. Que le diga que tenga piedad de nosotros... (Caridad como yo a ti). Quiero volver al de soslayo de siempre. A escribir al amor, la santa poesía y otros desvelos con los humildes en el corazón.
 
En consecuencia, acabo de escribir mi epitafio. Que la realidad de las cosas y una pizca de fe en el ser humano me permitan poner orden en de soslayo... (nada más absurdo e irónico).

2 comentarios: