martes, 28 de mayo de 2013

Algunos escépticos y un descuido

Los escépticos en filosofía han sido de toda la vida muchos más que los escépticos en política. Siendo la política una actividad que genera odios, guerras, destierros pasando por saqueo del erario y comisiones, corrupción y malas voluntades, resulta que despierta mayor placer y entusiasmo, mucha más credibilidad que la filosofía. Otra sentencia incontestable de un de soslayo que amaneció con el aspecto de una adorante verdad.

La filosofía está compuesta de ideas, juicios, razonamientos, creencias antiguas y modernas, de investigaciones metódicas que van a parar directamente a la duda. Sin embargo, la política, suscita militancia cerrada y adhesión incondicional. La política ha sido tildada en todos los tiempos como la profesión de la mentira, el oficio del engaño. La vidorra de los tramposos. A la filosofía, por el contrario, se la tiene por camino de sabiduría, esfuerzo intenso hacia la verdad. Ante sucesos inesperados la gente suele decir: "No puedo creer lo que ven mis ojos". Y es que lo que vemos podría ser un espejismo, por tanto, no podemos confiar en el testimonio de los sentidos, según reza la vieja expresión de los escépticos.

Los pensadores someten las propuestas más simples a rigurosos exámenes de los cuales vuelve a brotar el escepticismo. Son parecidas la duda cartesiana, la ironía socrática, la indecisión epistemológica de los lingüistas.

Los políticos dan la impresión de estar siempre seguros de lo que pregonan, y es que lo visten de lagarteranas, ponen en sus bocas palabras de entusiasmo; hablan enfáticamente de proyectos como si fueran una realidad, expresan sus convicciones con tanta fuerza que la gente escucha lo que dicen y aceptan sus predicamentos sin ningún razonamiento ni duda, solo por el tono decidido y autoritario que emplean. Los filósofos, dubitativos y cautelosos atraen pocos seguidores. ¿Quién escucharía a unos tipos con mala presencia que son la duda permanente? Tan siquiera saben si lo que otros saben es verdad. Pero existe una "tercera vía": ni políticos corruptos, ni filósofos dubitativos, y no hablo del sociólogo Anthony Giddens con su mezcla de filosofía y teoría política. Hablo del camino del olfato, el tacto y tu mirada propuesto recientemente -que diría Punset- por una "mujer de experiencia". Distinguimos por el olfato el olor de la cloaca del aroma de azahar; por el tacto sabemos la diferencia entre una gramínea y un cactus; un vistazo e identificamos las brisas del mar y sus brumas. La palpación del mundo es la "cura suprema" de la ceguera epistemológica. Los amantes se orientan en la oscuridad, afirma ella con expresión enamorada y una mirada de soslayo. (Te he nombrado).

8 comentarios:

  1. Los políticos son tan falsos que ni sus nombres les creo y el único filosofo que conozco me hizo pensar sobre el destino y Dios y no se si creer sus argumentos.


    (te he nombrado) que bonito sentirá a quien sea se lo hayas dicho.

    Buen día.

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  2. Fue un descuido. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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  3. Es escribir y sin darte cuenta... Pero ella sabe. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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  4. Ella sabe porque te lee y lo has escrito.

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  5. Yo escribo y ella me lee en el silencio. Así llevamos años. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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  6. Sería tema para otro día. Comenzó a leerme cuando todo comenzó, como el buen amor. Beso.

    Salud.

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