-He cambiado de móvil...
-Qué estupendo...
-Sí. Ahora tengo WhatsApp.
-Genial...
-Toma nota del nuevo número...
-Ya está.
La recuerdo con agradecimiento. Cuando estoy a lo mío, quiero decir que no estoy para nadie, cojo mi móvil... Mi móvil tiene una tarjeta de memoria que no pierde un número pase lo que pase. Y entro en contactos y la veo en una foto robada del Facebook de mi esposa y me alegro haberla conocido. (Ha sido un placer haberte conocido). Creo que ya no me hace falta la tarjeta de memoria. Con los cinco de preselección sobra. (Te costaba decirle que me pasara tu nuevo número, ¿verdad? Lo entiendo)
En medio de este desorden, me satisface la eficacia con la que logro acopiar paz y hacer amigas... Consciente de estar haciendo lo correcto, al margen de si estoy o no más deprimido o más expandido, borro su número que ya no es de mi móvil. Las dificultades y reveses son la constante para todo ser vivo, en un grado u otro. Es lo que hay.
Yo sigo con mi "patata" que me hace lo imprescindible: fotos y comunicarme.
ResponderEliminarEl dichoso WhatsApp, del que no sé ni pronunciar el nombre, es como el facebook ... demasido ruido.
Yo igual, nada de redes sociales... demasiado ruido. Cierto. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud
Mi móvil es tan " viejo" que parece cajita de chicles. Sirve para lo que sirve y es todo.
ResponderEliminarMi móvil no suena nunca, nadie llama.
Quiero tener "wasap" le dije a mis hijos pero después dije "no" , mejor me comunico por fb y asunto arreglado.
Un abrazo.
Mis hijas, mi esposa, y el que desinfecta de cuando en vez el ordenador. Son los número que tengo. (Hasta ayer tenía cinco). A mí sí que nadie me llama... ay. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud