sábado, 18 de mayo de 2013

Aquí te pillo aquí te mato y se acabó

Acabo de llegar a casa. Hoy no le di tiempo a la noche a que me desvelara: yo la desvelé. Salí con unos conocidos del pueblo y acabamos en una discoteca. Hacía años que no me perdía por la noche de la ciudad. La velada transcurría entre copa y copa y esa música que ataranta. Me aburría, hasta que una amiga se acercó a mí y me contó que, por circunstancias laborales, se iba de España. Y que qué pena. Y se fue a bailar. Al poco tiempo apareció otra y me dijo todo lo contrario, que estaba pasando unas cortas vacaciones y que el lunes se tenía que ir. Y que qué pena.

Hacer amigos me cuesta, y hacer amigas también. Los amigos no me interesan, las amigas sí, pero no hago vida de ellas. Me lo cuenta y se van. Precisamente hoy que la noche propiciaba pasar de las palabras a los hechos...

Una se va y la otra también, pero ninguna conmigo. Me gustaría tener una amiga para decirle y que me hiciera. Las amigas me destrozan el corazón.

Cómo es la vida de mis amigas: La ilusión de una es el dolor de otra. Dos amigas ven la misma situación desde perspectivas diferentes.

La cosa no quedó ahí, que a la hora de volver a casa otra amiga se ofreció a llevarme y acepté (no porque estuviera borracho, que la Dama que vela mis sueños no me deja beber, las copas que bebo son de agua), y me contó que el mes pasado había muerto su madre, y que qué pena. Dos días en el hospital y de allí al cementerio. Mi amiga tenía, además de la pena por la muerte de su madre, otra: la de no haberla visto morir. Fue ir a casa a ducharse y morir. A veces ocurre que uno está donde no debe. El caso es que el último suspiro de su madre se lo llevó una enfermera.

En una noche tres amigas, tres confesiones y tres penas. Las amigas son una prioridad en mi vida, pero yo no pinto (están a punto de llegar los pintores y yo con estos pelos) nada para ellas. Me gustaría tener algún momento importante con ellas, pero de mi cuerpo solo quieren mi hombro para llorar sus penas. La próxima vez que me encuentre con una amiga y sus penas en la noche desvelada, le diré que de ella me interesa todo menos sus penas. Ni de sus ojos me interesan lo que ven sino lo que miran, y que solo quiero que me enseñan las relevancias de su interior. Aquí te pillo aquí te mato y se acabó.

2 comentarios:

  1. Un hombro para llorar es bueno de ahí a la boca hay poca distancia.



    Un abrazo

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  2. La noche desvelada... Yo me entiendo. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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