Hoy iré al cementerio...

El Sabina me gusta, me inspira cuando la musa no está ni se la espera, y mi esposa lo sabe: por eso me regaló un CD con sus mejores éxitos. Muchas gracias.

Hace un día espléndido y sería ideal si no fuera porque mi ordenador... dicen que de hoy no pasa, que a primera hora... que sea verdad, virgencita. Espero que me traigan el ordenador que me ordena y no otro de repuesto. Sé que es viejo, y quizá como pieza de museo... Por favor, que las cosas no marchan bien sino.

Mi esposa, a pesar de lo del perfume, aún me fía como si fuera el mejor de los viernes, pero me dijo que me había vencido el plazo y que hoy no me dejaría su ordenador, si viene el informático como si no. Así las cosas. De ahí que esté a esta hora inconfesable escribiendo por si los peores augurios... que son augurios y son acuerdos que al vencimiento acaban siendo amenazas. Será un desahucio en toda regla.

No puedo vivir sin ordenador. Sin escribir. Sin contarme cosas: quiero saber de mí, más de mí, de mi pasado, tal vez merezca la pena... Vendrá el informático, me lo prometió, pero si por un aquello no viniera, si pasara de mí, el lunes a primera hora iré a por mi viejo ordenador y se lo llevaré a otro informático que además entienda de sentimientos. Me lo reparará y tendrá que fiármelo hasta que cobre. Qué jodido esto del dinero que a nadie le llega... Rajoy ha hecho de este país un imposible. No hay trabajo y nadie fía. Y enfermar no puedo. Ni volver a la escuela, ni siquiera de visita: ayer cayó el tejado de un colegio y casi ocurre una desgracia. ¡Qué país!.

Hoy iré al cementerio a recordar a los caídos, héroes con patria y con bandera; hoy iré a visitar a los amigos idos... Es sábado de los fieles difuntos y quiero recordar hasta dónde mi mente absurda me lo permita. Ojalá cuando vuelva no encuentre mi esquina huérfana de amores.   

Y el Sabina canta: "Porque una casa sin ti es una oficina, un teléfono ardiendo en la cabina, una palmera en el museo de cera, un éxodo de oscuras golondrinas...".