Preguntar no quiero

Empezaba a conocerla y ya de sus ojos la mirada... Era como si de un pájaro fuera el ala que me faltaba. Era como si la María me hubiera hecho un favor celestial. Su risa y su mirada... Me miraba y mi mente se atarantaba, mi inocencia infantil se emocionaba con solo mirarme. A una edad intenpestiva llegó su nota de amor. El amor que conduce al bien. Bien hallada fuiste en mi vida.

El amor es inherente al hombre, pero el amor en los años altos de la vida es diferente. Es un amor que mejora la salud, que perfecciona, que completa... El amor nunca será una traba que obligue a que un hombre sea visto como un impedimento que tenga que ver con la felicidad. Ignorado de la vida, desprestigiado, alejado... y yo qué sé qué imagen le daría... Ella, a mí con su risa y su mirada me llenó del deseo que anhelaba sin saber.

Era primavera y se iba la tarde dejando un delicado perfume de azahar, de ahí que el azahar ahora huela a su presencia. Quizá muchos la amaron con ese sentimiento hecho de agua y luna sin amaneceres. Pero yo la amé de puro corazón.

Eran otros tiempos los que refiero, pero se podría agregar el amor a mi entender de una mujer y no faltarle al respeto a la vida. Honradez, honestidad, ética, humildad, solidaridad, generosidad, gallardía, nobleza, valentía, humanidad, integridad, amistad amiga del alma. Se puede amar al amor inesperado y no estar loco. Es porsible.

Una tarde la vi en el pueblo, al parecer venía a visitar a una amiga: las vi tomando café en la terraza de un bar. Su amiga hablaba de ayer y de hoy como si los años no hubieran pasado. Y ella atenta escuchaba... Me había visto y sabía que me acercaba a saludarla, pero ella atenta escuchaba con sus manos pegadas a la cara dando la imagen de prestar la atención que no prestaba... Y llegué, y me miró de soslayo, y me estremecí. No supe qué decir, le di dos besos castos y me fui. Hasta ayer no supe de ella y fue de oídas, fue un murmullo, y me volví a estremecer recordando una primavera y una tarde de delicado perfume de azahar con olor a su presencia. No sé más, y preguntar no quiero.