miércoles, 1 de mayo de 2013

Es mayo, 1 de mayo

Es mayo, 1 de mayo, y no sé si ir a Valencia con la pancarta o quedarme en la cama y dejarme morir. Rajoy de nuevo con la tijera: 3.134 millones de euros en sanidad y 828 en dependencia para este año 2013. Gallardón prohibirá el aborto en los casos de malformación o minusvalía del feto. Hablo de gran dependencia. De la vida para un niño con protección hasta que nazca y desprotegido después. Y de una madre condenada a morir en vida. La ley de Dependencia. Hablo de un gobierno y su pueblo desesperado.

Llevo un tiempo leyendo literatura infantil; estoy convencido que es más creativa que la de adultos. Nuestras realidades son desgracias, penas, desvelos y eso se nota a la hora de escribir o de elegir qué leer. Serán pocos los niños que en algún momento no hayan leído un cuento de un rey que tenían o dejaba de tener... Que los reyes siempre fueron igual, pero que al final siempre tienen, al menos para calefacción.

El cuento que estoy leyendo trata de un rey que reunió a sus sabios informándoles que había ordenado al mejor orfebre hacerle el más precioso anillo. Dentro del anillo, en un compartimento secreto, quería guardar un mensaje que pudiera ayudarlo en momentos de desesperación, y que además, ayudara a sus hijos y a los hijos de sus herederos... Tenía que ser un mensaje pequeño para que pudiera caber debajo del diamante que engarzaría la joya y a su vez que dijera todo lo necesario para que sus descendientes trascendieran a través de los años. A los sabios de entonces, la encomienda del rey les resultaba muy difícil. Desde luego fácil no es escribir un tratado sobre un tema así, pero ¿quién niega a un rey?

En palacio vivía un viejo que había servido al padre del rey y ahora estaba jubilado. Para el rey era como otro padre, le había enseñado y le consultaba de cuando en vez, y en este asunto no iba a ser menos, y más porque a los sabios del reino les resultaba imposible. -"No soy sabio, ni erudito majestad, pero conozco el mensaje que le interesa". Y el viejo escribió el mensaje en un papel, lo dobló y se lo dio al rey con instrucciones claras de no leerlo hasta que no encontrara salida a su situación desesperada.

Años después, el reino fue invadido. El rey perdió sus dominios. Huyendo para salvar su vida perseguido por sus enemigos. Solo y desmejorado, llegó a un lugar donde el camino acababa en un profundo precipicio. No había escapatoria. En ese momento recordó el anillo. Abrió el compartimiento secreto y encontró el mensaje que decía: "Esto también pasará". Y de repente sintió un profundo silencio. Sus perseguidores se habían conformado con haberle desterrado. El rey se sentía libre y eternamente agradecido del viejo. Aquellas palabras habían resultado providenciales. Envalentonado, reunió a todos sus ejércitos y reconquistó el reino. Y celebró con una gran fiesta de bienvenida. El rey se sentía feliz. El viejo, sentado a su lado, le dijo: -este momento también es adecuado, vuelve a mirar el mensaje. -Para nada, contestó el rey. Ahora estoy victorioso, el pueblo celebra mi regreso, no estoy desesperado y no me encuentro en ninguna situación sin salida. -Escucha -dijo el anciano- este mensaje también es para las situaciones placenteras. No es solo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero. El rey bajó la cabeza y releyó el mensaje: "Esto también pasará", y de nuevo sintió el mismo silencio en medio de la muchedumbre que celebraba su llegada. Pero entonces, el orgullo y el ego del rey habían desaparecido. El monarca finalmente comprendió el mensaje. ¿La moraleja? Lo dice el mensaje del viejo: "Esto también pasará". Nada es permanente. Hay momentos de alegría y de tristeza. Acéptalos porque así lo quisiste un día, pero grábalo (no olvides) bien en tu cabeza y en tu corazón. Que nada te turbe y nada te espante, que todo pasa. (Recuerda).

4 comentarios:

  1. ¿Estas loco? ¿Dejarte morir ahora que te conozco? ¿Estas de broma o que pasa?

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    1. Loco sí, y con papeles, pero dejarme morir no me apetece... Muchas gracias. Beso.

      Salud

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  2. Te voy a contar algo:
    Anoche me dolía mucho la cabeza, dolor de muerte ( padezco migraña desde los 15 años) desperté a las 3 de la mañana pidiendo morir. Entonces Barry se levanto, me preparo algo de comer y se sentó conmigo a esperar quue el dolor pasara. Estoy cansada -le dije-y no se que mas hacer, mejor es morir. Mañana veras todo mejor decía el mientras me ponía una toalla con hielos en la cabeza y me fui quedando dormida.

    Hoy amaneció y le dije: ya no me quiero morir. Todo pasa -dijo-hasta ese deseo y me abrazo.

    Hoy todo se ve diferente, soy feliz y entiendo que también pasara mientras tanto disfruto el momento.

    Un beso.

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  3. Esto también pasará, y lo otro: todo pasa. Y mientras, vivir y compartir el momento. Eso es. Muchas gracias. Beso.

    Salud

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