miércoles, 13 de noviembre de 2013

La sirena

¡Ay sirena de la mar!
si mi redes te alcanzaran, dejarías el coral
y vendrías a mi casa.
  
Sabes bien que allí nos faltan las espumas y las algas.
Si tú quieres lo intentamos...
¡El amor mueve montañas!.
 
De esta forma le cantaba, trajinando por la barca,
como cada anochecida,
no muy lejos de la playa a la luz de dos candiles,
esperándola del alba,
parpadeaban las estrellas y la mar velaba en calma.
 
Tan hermosa madrugada nunca nadie disfrutara,
con el sol apareciendo y la luna en las espaldas,
y en la proa de su barca la que tanto deseaba,
¡cuanto brillo en su mirada, relucían sus escamas!
 
¡Ven al fondo, ven al agua, que allá tengo nuestra casa.
Si en la tierra soy extraña, tú en la mar no extrañas nada!
Una barca a la deriva llegó al puerto una mañana,
y la brisa repetía: ¡Ven al fondo, ven al agua!
Y la brisa repetía: ¡ven al fondo, ven al agua!
Y la brisa repetía: ¡ven al fondo, ven al agua!
 
Autor: Víctor Manuel.
  
Los poetas de mi tierra, en el silencio elaboran trabajos, con paciencia lo corrigen, lo mutilan, le agregan sentimiento puro, le cambian palabras y versos y después de una extensa fase de torturas mentales y sensaciones policromas, lo entregan a la consciencia del lector. Para ti, lectora.
  
Aunque la adversidad se manifiesta e cada paso de la rutina de tu vida, siempre se pesca una esperanza en el fondo del agua, ¡ay sirena de la mar!, para que sirva de llave a la abertura de una nueva concepción de vida. (No desesperes, por favor).

4 comentarios: