Estoy seguro que alguna vez te ha ocurrido que al buscar algo en concreto por algún cajón encontraste otras cosas perdidas. Quizás algún papel (de hacienda), antiguas cartas (de amor), algunas fotos, ay, las fotos viejas y olvidadas. Un día tropiezas con una foto y te caen encima los recuerdos, se desploma una promesa y aparecen las dudas, y las dudas te hacen sentir...
El visualizar una vieja foto puede ser algo así como un viaje al pasado, la vuelta a un mundo casi olvidado; aquel día en el que alguien te hizo sentir la dueña del mundo. O tú simplemente te viste vestida de princesa con tu príncipe en un cuento maravilloso. Nada que ver con el presente. Y te pones triste.
En una foto pueden estar reflejados los momentos que con el tiempo se esfumaron entre la neblina del recuerdo. Una foto pinta de colores tus blanqueadas sienes. La forma súbita de volver a un pasado desde el presente por un túnel de colores difusos, como la obra de los girasoles pintados por un genio arrinconado en la vida nada más nacer.
Y sin darte cuenta comienzas a revisar viejos álbumes de fotos guardados en un baúl, antiguos viajes a ninguna parte; recuerdos que traen a tu fatigada memoria besos, suspiros y una cara que no recuerdas... Son fotos que guardan un pasado imposible de rememorar ¡maldita la memoria!, aunque sabes que nada explica tan bien lo que pasará en el futuro como el presente. No hablo de muerte sino de vida.
Las fotos guardan la evidencia de una ilusión que fue, un amor sin nombre. Y de repente recuerdas que en cuestiones de amor, cuando alguien te regala un verso bajo el mismo cielo es porque ya te ha robado el corazón, y entonces cierras los álbumes de fotos sin perder ni un minuto y vas a soñar los deseos más hermosos...
Las viejas fotos no son más que fotos casi olvidadas... sin embargo, las fotos por hacer actualizan amores. Son fotos mágicas que hacen revivir el presente en otro mundo. La ilusión de un día que navegaste por un mar inmenso con la fuerza de un suspiro y te quedaste a vivir entre sus brazos en un lugar maravilloso del que solo recuerdas el olor de azahar. Aquel día nació pleno de vida, un día para el recuerdo que ya nunca olvidarás...
El visualizar una vieja foto puede ser algo así como un viaje al pasado, la vuelta a un mundo casi olvidado; aquel día en el que alguien te hizo sentir la dueña del mundo. O tú simplemente te viste vestida de princesa con tu príncipe en un cuento maravilloso. Nada que ver con el presente. Y te pones triste.
En una foto pueden estar reflejados los momentos que con el tiempo se esfumaron entre la neblina del recuerdo. Una foto pinta de colores tus blanqueadas sienes. La forma súbita de volver a un pasado desde el presente por un túnel de colores difusos, como la obra de los girasoles pintados por un genio arrinconado en la vida nada más nacer.
Y sin darte cuenta comienzas a revisar viejos álbumes de fotos guardados en un baúl, antiguos viajes a ninguna parte; recuerdos que traen a tu fatigada memoria besos, suspiros y una cara que no recuerdas... Son fotos que guardan un pasado imposible de rememorar ¡maldita la memoria!, aunque sabes que nada explica tan bien lo que pasará en el futuro como el presente. No hablo de muerte sino de vida.
Las fotos guardan la evidencia de una ilusión que fue, un amor sin nombre. Y de repente recuerdas que en cuestiones de amor, cuando alguien te regala un verso bajo el mismo cielo es porque ya te ha robado el corazón, y entonces cierras los álbumes de fotos sin perder ni un minuto y vas a soñar los deseos más hermosos...
Las viejas fotos no son más que fotos casi olvidadas... sin embargo, las fotos por hacer actualizan amores. Son fotos mágicas que hacen revivir el presente en otro mundo. La ilusión de un día que navegaste por un mar inmenso con la fuerza de un suspiro y te quedaste a vivir entre sus brazos en un lugar maravilloso del que solo recuerdas el olor de azahar. Aquel día nació pleno de vida, un día para el recuerdo que ya nunca olvidarás...
-¿Estás seguro?
-Completamente.
-Entonces ya me voy a planchar y a lavar y a cocinar y a zurcir calcetines y cuidar nietos y aguantar maridos gruñones y a dormir deseos en mi almohada solitaria y lejos de un cuerpo indiferente.
-¿Indiferente? Nunca aprenderás... eres incorregible.
:)
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