El humano ser va por caminos plagados de fracasos, son sueños entregados con heridas malsanas. El humano ser al mínimo contacto con la causa que motiva un fracaso se hace añicos. Un fracaso, un sueño entregado. Un sueño sin esperanza. ¿Quién esperaría una vida por el amor verdadero?
Son sueños imposibles de lo que hablo. De pronto nos alcanza la noche y al poner la cabeza sobre la almohada no podemos evitar ir en busca de aquel sueño que solíamos alcanzar en sueños... ¿Se podrán alcanzar los sueños soñando? En las noches en que nos posee la ilusión y en alocada algarabía tejemos sueños donde amamos y somos amados. Un sueño yendo en pos de lo que para muchos solo es un espejismo, o en un trauma imposible al comprobar que los sueños y la realidad carecen de puntos coincidentes.
Miles de sueños vemos desfilar por nuestras vidas desde que la edad nos permite tener conciencia y albergar ilusiones. Y quedamos casi siempre estremecidos del resultado de esa introspección que adentrándose en los pliegues de la mente pone ante nosotros las más recónditas evocaciones. Son recuerdos que nos enternecen obligándonos a enjugar las lágrimas con sábanas blancas o dejarlas correr por los surcos de la piel. Otros, en cambio, nos hacen volver a sentir aquel amor que por cualquier razón nos marcó una tarde de verano. (Continuaremos otro día cavilando acerca de los sueños y otros versos... si tú quieres).
Son sueños imposibles de lo que hablo. De pronto nos alcanza la noche y al poner la cabeza sobre la almohada no podemos evitar ir en busca de aquel sueño que solíamos alcanzar en sueños... ¿Se podrán alcanzar los sueños soñando? En las noches en que nos posee la ilusión y en alocada algarabía tejemos sueños donde amamos y somos amados. Un sueño yendo en pos de lo que para muchos solo es un espejismo, o en un trauma imposible al comprobar que los sueños y la realidad carecen de puntos coincidentes.
Miles de sueños vemos desfilar por nuestras vidas desde que la edad nos permite tener conciencia y albergar ilusiones. Y quedamos casi siempre estremecidos del resultado de esa introspección que adentrándose en los pliegues de la mente pone ante nosotros las más recónditas evocaciones. Son recuerdos que nos enternecen obligándonos a enjugar las lágrimas con sábanas blancas o dejarlas correr por los surcos de la piel. Otros, en cambio, nos hacen volver a sentir aquel amor que por cualquier razón nos marcó una tarde de verano. (Continuaremos otro día cavilando acerca de los sueños y otros versos... si tú quieres).
Siempre hay que buscar sueños nuevos.
ResponderEliminarBesos.
Que nunca nos falte un sueño... Beso.
ResponderEliminarSalud.
Yo deje un comment pero no se si se envió.
ResponderEliminar:/
No. Disculpa. Beso.
ResponderEliminarSalud
Tan bonito que había quedado y no se mando. Lo escribí desde la mañana, y ya se me olvido como estaba escrito. Tengo memoria de pescado.
ResponderEliminarTen un buen domingo.
Si vas a Les Seniaes respira por mi ese aroma de azhar y me lo guardas por favor en una cajita para cuando el desanimo me agobie, ¿Si?
Gracias
¡Qué cabeza, Señor!. Beso.
ResponderEliminarSalud