Vuelvo a lo de ayer, a la cruda realidad, a la pobreza y el desempleo. No lo puedo evitar. Es crucial la situación que vive el país. Estamos perdidos y sin rumbo, y eso también pone en riesgo la vida familiar, no me canso, la familia. Es la realidad que soporta la frustración y el sufrimiento.
La vida de por sí ya es complicada, pero ahora se hace imposible. Vivimos en el filo de una hoja de dientes de sierra que no puede evitar picos críticos. A veces, en la desesperación, muchos han tenido la tentación de tirar por la calle del medio. Hablo de la familia que no prospera porque no la dejan... El pequeño empresario tiene miedo a contratar trabajadores y el grande los despide... Dependemos del pequeño empresario, del trabajador autónomo, del emprendedor. Y ellos tienen el agua al cuello porque no les dan financiación. Los bancos prefieren ir a lo seguro y compran bonos del Estado al 4%. Y a los cliente nos cobran por mantenimiento de cuenta, por cada carta que nos envía, por la tarjeta, y no me estañaría que cuando nos llaman para decirnos que tenemos la cuenta en números rojos la llamada sea a cobro revertido.
Cada día doy un paseo con mi hija Patricia por Les Seniaes, y si no me lo cuenta me lo explica su mirada... Quiere trabajar, quiere ser útil. Mi hija es parte de esa juventud en paro con estudios superiores que no aspira sino a trabajar en lo que sea por el dinero que le den... Me cae el alma a los pies por no poder ayudarla. Algunos de sus compañeros de facultad han emigrado a otros países y no les va mejor; ya echan en falta el plato de lentejas de su madre. Ella confía en un milagro. Y yo que la Virgen de los Desamparados le eche una mano. Y en eso estamos.
La vida de por sí ya es complicada, pero ahora se hace imposible. Vivimos en el filo de una hoja de dientes de sierra que no puede evitar picos críticos. A veces, en la desesperación, muchos han tenido la tentación de tirar por la calle del medio. Hablo de la familia que no prospera porque no la dejan... El pequeño empresario tiene miedo a contratar trabajadores y el grande los despide... Dependemos del pequeño empresario, del trabajador autónomo, del emprendedor. Y ellos tienen el agua al cuello porque no les dan financiación. Los bancos prefieren ir a lo seguro y compran bonos del Estado al 4%. Y a los cliente nos cobran por mantenimiento de cuenta, por cada carta que nos envía, por la tarjeta, y no me estañaría que cuando nos llaman para decirnos que tenemos la cuenta en números rojos la llamada sea a cobro revertido.
Cada día doy un paseo con mi hija Patricia por Les Seniaes, y si no me lo cuenta me lo explica su mirada... Quiere trabajar, quiere ser útil. Mi hija es parte de esa juventud en paro con estudios superiores que no aspira sino a trabajar en lo que sea por el dinero que le den... Me cae el alma a los pies por no poder ayudarla. Algunos de sus compañeros de facultad han emigrado a otros países y no les va mejor; ya echan en falta el plato de lentejas de su madre. Ella confía en un milagro. Y yo que la Virgen de los Desamparados le eche una mano. Y en eso estamos.
Tenemos que inventar acciones inteligentes para detener el caos que vivimos. A los pequeños empresarios y a todos los demás con capacidad emprendedora, les digo que no vean inconveniente en crecer, contratar trabajadores si tienen carga de trabajo. No frenen el crecimiento de su empresa. La solución es crecer, además, el riesgo es mínimo con la reforma laboral. Arriésguense por el bien de todos y todas. Muchas gracias.
El que no arriesga no gana. Muchos prefieren perder antes de arriesgar.
ResponderEliminarMiedo quizá. Beso.
ResponderEliminarSalud.