viernes, 1 de noviembre de 2013

Mi segunda amiga

Siempre digo de una amiga y ahora que no está me apetece hacer una confesión: una amiga es mi segunda amiga. Mi segunda amiga se cubre a veces de flores de María como estética de vida. Dice que le conmueven algunos de mis versos ¿yo poeta? Ocurre que mi segunda amiga me quiere y es por eso que le conmueven mis versos. Dice que cada mañana abre su puerta para leerme dejando las voces impregnadas de sus noches. Noches solitarias, buenas madrugadas. Ella siempre ríe, rezuma alegría donde los sentimientos afloran virtuosos en la sensibilidad de los que aman la poesía. A ella, a mi segunda amiga le gustan mis versos porque ella es poesía. A cualquiera que fuera poesía le gustaría mis versos... al borde del precipicio de las buenas madrugadas.
 
Poesía que vuela entre vaivenes de distancias y alcanza la sonrisa tierna de una dama. Poesía lejana. Mar imposible. Segunda amiga, musa de los poetas de todo el año, manantial de colores manchada de cuando en vez de tristezas que van dejando huellas en los anocheceres de las buenas madrugadas, te quiero amiga.

1 comentario:

  1. Tu frase final lo vale todo, ¿Que importa ser la segunda amiga si al final de todos modos la quieres? Eso, de soslayo es lo que importa.

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