¡Qué descaro!

Buena se lió en el pueblo por los dos besos que le pedí a la señora más vieja que yo y con cara de poco amigos (con el máximo respeto), solo le faltó pagar una misa por mi alma enferma. No se habla de otra cosa en el pueblo. Lo más humano que me dicen que estoy como una cabra.
 
Ya Patricia me había dicho que no había obrado bien, que salgo poco de casa y no conozco la vecindad, que el asunto de los besos traería consecuencias. Y así fue. Triste, la incapacidad de algunas personas para respetar o llevarse bien con otras que sostienen criterios de vida diferentes. Se conducen a ciegas considerando que la mejor manera de defender sus propias convicciones es atacando las contrarias. No dimensionan que cultivar el contacto con otras personas puede ser un medio para ampliar nuestras visiones, enriquecernos cultural y humanamente. Amaos unos a otros como manda Dios.
  
¡Pobre ella, que solo viste santos en la iglesia!. Necesita quien la quiera urgente (y le de un revolcón, con perdón). Amén.