jueves, 28 de noviembre de 2013

Y vuelta y dale con la Violencia de Género

La bola de cristal está sobre la mesa. Una mujer espera impaciente que la pitonisa que la posee la acaricie con sus tibias manos. Entonces comenzará su revelación. Adivinará a través de unas cuantas preguntas su futuro.
 
Aquella tarde fría de otoño una mujer maltratada acudió a la pitonisa. Aún no sabe como llegó hasta allí, no sabe quién le habló de sus poderes adivinatorios; lo cierto es que estaba allí a pesar de que siempre había sostenido que no creía en esas cosas, pero estaba allí esperando que le hablara de su futuro. Escéptica, como no podría ser de otra manera, la primera sorpresa que recibió durante la consulta fue un convincente resumen de lo que, hasta el momento, era su vida: sus angustias, sus aspiraciones, sus frustraciones, sus miedos, sus desprecios y sus palizas.
 
Tras saberse desnuda, no le quedó más remedio que dar oídos a lo que sería su futuro. "Vivirás encadenada como hasta ahora porque eres mujer". A pesar de las realizaciones que pudieras alcanzar, jamás lograrás tu gran sueño: "romper las cadenas que te obligan a él".
 
Una gran angustia se apoderó de ella en ese momento y rompió a llorar. El dolor la inundaba. Se sentía infinitamente triste. Pero la pitonisa le dijo que no se sintiera mal, que ese era el destino de las mujeres y que no debía apenarse por ello. Debes intentar que esto no te afecte, susurró, y se esfumó sin decirle lo que quería escuchar: "serás inmensamente feliz, no debes preocuparte por el curso de tus días, simplemente no pierdas la esperanza porque el final de tus angustias está cerca. Pronto serás libre".
 
Luego de la conversación que sostuvo con la pitonisa despertó y vio el ordenador encendido. En ese instante, al ver la amenazante página en blanco reprochándole que se había dormido a pesar de que sabía lo que tenía que escribir, entendió el porqué de su sueño: Su situación de maltrato no cambiaría. La pitonisa del sueño acertó de pleno.
 
La Violencia de Género, es el problema más sangrante que padece la mujer desde que es mujer. No todas las mujeres tienen a su enemigo en casa, pero una mujer maltratada pesa más que un millón de mujeres felices... Una sociedad machista impide a la mujer decidir con reglas discriminatorias, con etiquetas, con patrones de conducta; son limitaciones que le prohíben ser ella misma. La vida de una mujer maltratada no es vida ni nada que se le parezca.

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