¿Cómo estás? Espero que te vaya bien. Según se comenta por aquí, las cosas en la Tierra van de mal en peor: guerras, hambrunas, enfermedades... lo de siempre, ¿verdad? Yo estoy bien. Estoy muy agradecido del recibimiento que me hicieron, y se vive muy bien. De haberlo sabido me hubiera suicidado. Sinceramente creo que debiera haber muerto antes. Subir al Cielo es lo mejor que me podía haber pasado. Aquí todo es bueno, y de lo malo nadie habla. Me dicen que el purgatorio no existe y el infierno es lo más parecido a la Tierra. Y nada más. Yo lo creo, porque aquí la gente es de fiar.
Pensarás que a santo de qué te escribo esta carta, si no nos conocemos. Tú a mí no me conoces, yo a ti sí. Eres director de periódico, te conoce mucha gente, eres un hombre importante. Me gustaría ser tu amigo, y para ello quisiera hablarte de mí. Te diré que en la vida trabajé duro para salir adelante. Me apasiona la política, la llevo inoculada en sangre desde que nací, pero no me involucré de lleno, milité en partidos de izquierda y toda mi vida fui sensible a la desgracia y dolor ajeno. Me casé joven y tuve dos hijas, Patricia y Cristel, y siempre estuve enamorado y orgulloso de las tres, sobretodo de Carmen, mi esposa. Pero el tiempo fue pasando y sin darme cuenta me vi viviendo los años altos de la vida, y además enfermo. Para mis hijas el tiempo también pasó, han crecido y tienen su propia vida... Sin trabajo pero felices, y con mi pensión vamos tirando. Un 10 de diciembre de hace años me regalaron un ordenador, ¡che, qué maravilla!. Siempre sostuve que en la vida nada ocurre por casualidad, y así fue como nació en mí la afición por escribir a mi manera al amor y la santa poesía, y algún que otro descuido de la vida. Ahora soy muy feliz. Nunca más fui el mismo. Lo peor de todo que según pasa el tiempo cada vez me meto más en mí mismo, hasta el punto de aislarme totalmente del mundo exterior. Así es como mi ordenador comenzó a ordenarme y yo a escribir al dictado de sus caprichos. Sin embargo, no tengo nada mejor que hacer (soy viejo). Entonces lo uno lleva a lo otro y acabé siendo mi única compañía. Así fue como hice de mi vida una ficción y yo su único personaje... No te puedes imaginar la depresión tan terrible que me entró por vivir al margen de la realidad. Pensé lo peor de mi mismo. Pero no era para tanto, desde entonces comencé a relacionarme con personas que se ganan la vida escribiendo y sintiendo solo amor por los demás, incluso me hice amigo de un poeta muerto: Ángel González, es de mi tierra, es un dios (uy, que no se enteren. Aún no me he acostumbrado a vivir en el Cielo).
Esto se alarga y me llaman para cenar, me tengo que ir, pero no sin antes decirte que he hablado de ti a San Francisco de Sales, de tu profesionalidad. El caso es que hoy me dijo que había cursado una petición de traslado para que subieras, quiere que escribas en el periódico que dirige, y, sobretodo, para que le ayudes en la dirección. Es un santo muy milagroso pero de dirigir un periódico no tiene ni idea. Cuando me lo dijo me alegré mucho porque así podremos conocernos, y si tú quieres ser amigos. Eso es todo, te espero impaciente. Por cierto, ven solo, tu secretaria mejor se quede, ya encontrarás una virgen que te ayude en tu quehacer, hay muchas y todas son muy buenas. Nos vemos pronto.
Pensarás que a santo de qué te escribo esta carta, si no nos conocemos. Tú a mí no me conoces, yo a ti sí. Eres director de periódico, te conoce mucha gente, eres un hombre importante. Me gustaría ser tu amigo, y para ello quisiera hablarte de mí. Te diré que en la vida trabajé duro para salir adelante. Me apasiona la política, la llevo inoculada en sangre desde que nací, pero no me involucré de lleno, milité en partidos de izquierda y toda mi vida fui sensible a la desgracia y dolor ajeno. Me casé joven y tuve dos hijas, Patricia y Cristel, y siempre estuve enamorado y orgulloso de las tres, sobretodo de Carmen, mi esposa. Pero el tiempo fue pasando y sin darme cuenta me vi viviendo los años altos de la vida, y además enfermo. Para mis hijas el tiempo también pasó, han crecido y tienen su propia vida... Sin trabajo pero felices, y con mi pensión vamos tirando. Un 10 de diciembre de hace años me regalaron un ordenador, ¡che, qué maravilla!. Siempre sostuve que en la vida nada ocurre por casualidad, y así fue como nació en mí la afición por escribir a mi manera al amor y la santa poesía, y algún que otro descuido de la vida. Ahora soy muy feliz. Nunca más fui el mismo. Lo peor de todo que según pasa el tiempo cada vez me meto más en mí mismo, hasta el punto de aislarme totalmente del mundo exterior. Así es como mi ordenador comenzó a ordenarme y yo a escribir al dictado de sus caprichos. Sin embargo, no tengo nada mejor que hacer (soy viejo). Entonces lo uno lleva a lo otro y acabé siendo mi única compañía. Así fue como hice de mi vida una ficción y yo su único personaje... No te puedes imaginar la depresión tan terrible que me entró por vivir al margen de la realidad. Pensé lo peor de mi mismo. Pero no era para tanto, desde entonces comencé a relacionarme con personas que se ganan la vida escribiendo y sintiendo solo amor por los demás, incluso me hice amigo de un poeta muerto: Ángel González, es de mi tierra, es un dios (uy, que no se enteren. Aún no me he acostumbrado a vivir en el Cielo).
Esto se alarga y me llaman para cenar, me tengo que ir, pero no sin antes decirte que he hablado de ti a San Francisco de Sales, de tu profesionalidad. El caso es que hoy me dijo que había cursado una petición de traslado para que subieras, quiere que escribas en el periódico que dirige, y, sobretodo, para que le ayudes en la dirección. Es un santo muy milagroso pero de dirigir un periódico no tiene ni idea. Cuando me lo dijo me alegré mucho porque así podremos conocernos, y si tú quieres ser amigos. Eso es todo, te espero impaciente. Por cierto, ven solo, tu secretaria mejor se quede, ya encontrarás una virgen que te ayude en tu quehacer, hay muchas y todas son muy buenas. Nos vemos pronto.
Un abrazo desde el Cielo.
10 de diciembre, ahora lo se pero sigo sin entender.
ResponderEliminar¿De que estas enfermo? ¿Por que no me dices si somos amigos?
¿Por que hablas del cielo? ¿Te vas a morir?
Ayer me dolió muy fuerte la cabeza, fui a un lugar donde vivi mucho tiempo y encontré pura muerte.
Si te vas al cielo nunca nos encontraremos, mis amigos y yo nos iremos al infierno, ya esta dicho. El cielo esta vedado para nosotros o al menos para mi.
No te mueras por favor.
Nada tiene que ver contigo (solo la fecha). Si leyeras con calma y recordaras tal vez... Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Volveré a leer. Se que no tiene que ver conmigo lo tengo claro. Lo he leído desde el instante que lo escribiste 14678955332 veces pero no logro entender.
ResponderEliminarLo único que quiero es que estés bien, nada mas.
Beso
Quizás un mensaje desesperado te alumbre... Beso.
ResponderEliminarSalud.
Ya entendí.
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