Te contaré un cuento que comenzó como un juego;
era un juego de dos que se enfrentaban a un dilema:
si o no, no importaba, amor.
Érase que se era: ella dijo sí.
Estaba decidida a jugar porque un beso era el premio
era un juego de dos que se enfrentaban a un dilema:
si o no, no importaba, amor.
Érase que se era: ella dijo sí.
Estaba decidida a jugar porque un beso era el premio
y lo deseaba.
De repente sopló el otoño y el beso encontró la boca y también la lengua,
y sin esperar al invierno
llegó la primavera.
Érase que se era una mujer, pero en serio, érase que se era también unos ojos de un resplandor rojizo semejante a una fuente de sangre. Él tomaba con su boca un poco de su aliento y ella con cada beso suyo moría.
De repente sopló el otoño y el beso encontró la boca y también la lengua,
y sin esperar al invierno
llegó la primavera.
Érase que se era una mujer, pero en serio, érase que se era también unos ojos de un resplandor rojizo semejante a una fuente de sangre. Él tomaba con su boca un poco de su aliento y ella con cada beso suyo moría.
Al final sigue siendo amor.
ResponderEliminarAmores que matan nunca mueren ¿verdad? Beso.
ResponderEliminarSalud.
No, nunca mueren.
ResponderEliminarSublime amor.