sábado, 16 de mayo de 2015

Un libro infantil.

A Ian le quise regalar un libro infantil y Patricia dijo no. Le regalé el primer juguete, pero me hacía más ilusión regalarle el primer libro. El problema según me contó era de espacio. Pues si es de espacio que salga ella o su padre de casa. Un libro es más importante en la vida de un niño que un juguete cualquiera. ¿Patricia una madre desmemoriada?

Un libro infantil de autor conocido, que para autores desconocidos ya los elegirá él cuando sea mayor, es un mundo de colores, ilustraciones y algunas palabras sueltas para que le vaya cogiendo el gusto. No soy de bravuconerías, pero si un día lo llego a ver con uno de esos artilugios demoníacos emparentados con la televisión, mi bicicleta que le prometí como herencia se puede ir olvidando de ella.  

Un libro incita a lo desconocido, una bicicleta también, sí, pero no es lo mismo. Inconsciente, uno tarde o temprano se llega a encontrar con un libro cuyo valor al intelecto es vital; sirve de estímulo y abre puertas a mundos de apariencias extrañas que se consideran imprescindibles en la vida de las personas. 

A Ian le tengo muchos libros reservados de mi biblioteca. Son libros maravillosos para cuando sea un poco mayor. El Lazarillo de Tormes no, que me lo pidió su madre hace años y no me lo ha devuelto. (Este asunto no está cerrado). 

4 comentarios:

  1. Un libro si, para que lo toque, lo acaricie y lo rompa si es preciso, pero un libro SI.

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    1. Claro, y se lo compraré quiera o no su madre. Un año en Jaca para algo me ha de servir. Terco como una mula, con perdón. Beso.

      Salud.

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  2. En mi librero aguarda el primer libro que leerá Natalia. Los patines de plata. Después vendrán los demás. Despuecito los que ella elija.

    Un saludo

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    1. Eso quiero yo para Ian. Patricia no me conoce de viejo... Allá ella, nos encontraremos en el camino... Con Ian no se juega. Beso.

      Salud.

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