Fue un hecho extravagante:
iba caminando y al entrar en una curva apareció,
nos saludamos sin conocernos y caminamos juntos.
Llovía, era más orbayu que lluvia fina,
y al pisar un charco nos hundimos juntos.
Y con ella aprendí a fundirme en un abrazo.
Y con ella aprendí a respirar bajo el agua.
Y con ella aprendí que es fácil ahogarse en un charco.
Dio paz a mi vida, serenidad, calma, consuelo a mi llanto.
Y lo más extravagante:
me acompañó hasta los veinte años y me dio el beso soñado.
Suceso fingido, enseñanza inmoral:
¿Quién eres?
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