lunes, 18 de mayo de 2015

De una comida el postre lo mejor.


Tenemos hijos y en los años altos tenemos nietos. Pero no dejamos de tener hijos. Hijos que llegan a ser padres. Y sin darnos cuenta nos hacen abuelos. Entonces queremos sacar energías (de dónde no sé, porque... no sé) y atenderlos y mimarlos porque ahora más que siempre tenemos tiempo, el tiempo que no tuvimos, tal vez para que las cosas... para no perdernos los pequeños detalles que nos perdimos... Había que trabajar, la disculpa es esa, y esa la verdad.

Los niños siempre toleraron de buen agrado que los abuelos adquirieran un papel protagonista en su vida. Y los hijos, o sea los padres que son nuestros hijos. Los padres cuando tenemos hijos nos volvemos protectores y consideramos a nuestros hijos como algo personal e intransferible. Luego crecen y los asuntos inaplazables, el trabajo, esa disculpa ponen a cada cual y los asuntos de cada cual en su lugar. Luego, ahora no. Hablo de amor de padre, de abuelo, hablo de mí. Disculpen la miseria.

Me gusta comer, yo a la comida le doy tiempo, y si es en familia o amena compañía entonces me quedo solo... con el postre. Todos y todas tienen de qué hablar y yo solo ante el postre que no cambiaría por un decir político, fúrtbolero o preñada la vecina vaya por Dios.

A un abuelo se le puede comparar al postre de una comida. El último bocado, el postre que a mí tanto me gusta por ser de la vida de ahora lo mejor que me podía pasar. Sé que mantenerse a distancia de los hijos es lo prudente, cerca por si te necesitan pero a distancia para no estorbar. No me considero la fuerza de la gravedad ni el ombligo de nada, pero siempre estaré aquí para lo que una hija y un nieto necesiten modestamente, claro. 

Torpe al caminar y descuidado con la memoria, camuflo en los años altos la experiencia, la emoción, la generosidad, la ternura para cuando un comentario inocente florece cargado de simpatía que explota como la pólvora que explota por simpatía. A Patricia, que nunca me lee, como todo la familia que no me leen, según me cuenta la vecina chismosa, no le gustó que Ian y un libro y una estantería vacía... Un libro infantil. Patricia es madre primeriza y no sabe que el postre para mí es lo mejor de la comida. (Lo que escribo lo escribo, y en eso estamos).

2 comentarios:

  1. Ayer tuve la suerte de hablar con Ian, le pregunte por su abuelo, Ian me comento que su abuelo esta genial, me alegre mucho y le mande un saludo de mi parte.
    El verano esta a la vuelta de la esquina, la avenida se está engalanando para la velada de los viernes (Ian esta cerca muy cerca).

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  2. Qué alegría saber de ti, de la buena noticia de la avenida y que todo sigue en pie... De Ian y los achuchones que le da tu esposa hablaremos otro día con más calma. Muchas gracias.

    Salud.

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