Es verdad, no sé a qué viene el asunto al caso pero nada es permanente. Y es obligado tenerlo en cuenta. Todo pasa.
El observatorio meteorológico anuncia para hoy temperaturas de más de cuarenta grados centígrados. Confiemos que pase. Y los políticos de insultarse, y las elecciones, y que me saluden por la calle. No me acostumbro. Quizá porque sé que solo es para quince días, si fuera para un mes igual, o para todo el año.
Ni recuerdo porqué la gente no me saluda. Patricia dice que impongo. ¿Impongo qué? Solo Rajoy impone. Una amiga estupenda de antes me decía: "tú siempre haciendo amigos". Y un día sin venir a cuento dejó de hablarme... Tampoco recuerdo porqué dejó de hablarme. Era una buena amiga, la recuerdo con cariño, pero fue su decisión. Un día moriré y no me acompañará nadie al cementerio. No digo que descorchen una botella de vino, si no me saludan no les importo, pero un detalle de despedida. No soy de amenazar porque siempre salgo perdiendo: soy poca cosa y no tengo amigos ni influencias, pero sería cosa de hablar con la Magdalena y resucitar desde el sepultura y veríamos si me saludaban...
Hoy, después de salir a pasear con Ian y Patricia saldré solo a caminar por el pueblo y no saludaré a nadie, con la cara de los entierros pasaré de mi vecindad y acabaré con esta farsa de campaña electoral. Que sus desprecios sean para todo el año y mis besos eternos. Desde hoy seré una alegría en sus corazones y un dolor de muelas para la hipocresía que los corroe. Veremos quien pierde y si todo pasa.
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