Me rompo en este inevitable esperar
-agónico esperar-.
Me adentro en un libro con palabras que logran recorrer mi estado de insomnio.
El insomnio ya era mío, y la noche, y un sin fin...
Camino inimaginable, palpable, inagotable,
como inagotable son tus versos;
versos escritos con fijación en tu mirada.
Fructíferos tus ojos y tu mirada.
El insomnio parpadea, mis ojos no aguantan el sueño,
me pesan las pestañas
y una muestra de sueño va convirtiendo tu cuerpo desnudo en un poema.
Un poema con tu cuerpo de anatomía nocturna.
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