Querido amigo, con todas tus horas de tibieza y mi cruzada suicida, te pido por la Virgen de la Trinidad y las campanas que repican y me atarantan en el campanario de la iglesia del pueblo de Patricia atiende a estas mis razones:
"¿Qué es poesía? Dices mientras clavas tu pupila en mi pupila azul...". Es de Bécquer, claro, nada nuevo: lo nuevo por viejo que lo hayas olvidado.
Antes eras sincero, ahora callado. El asunto que me obliga a escribir es que da gusto ver la página de "Participacion" repleta de fúrtbol y de política y otros asuntos de apenas interés (para los dos, digo). "Quien escriba de política y todo lo demás tengo a miles y muy buenos. Yo quiero otra cosa". ¿Recuerdas? Creo que la pelota está en tu tejado, y lo creo sinceramente, pero no soy capaz de olvidar... Esa lluvia de recuerdos también cae sobre mí. No valen las disculpas.
"Tu pupila es azul y cuando lloras las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta...". Que pudieran ser, si tú quisieras, gotas de rocío sobre el azahar de Les Seniaes. Donde todo comenzó. Trascendental Bécquer, trascendental la santa poesía... Al leer en tu periódico que Marcos Benavent, el arrepentido de "El caso Rus", confesaba ser un "yonqui del dinero", pensé en ti: tienes que pagar las facturas y has de estar a otros menesteres...
El tiempo pasa, por decir se podría decir que es junio y que el verano está a la vuelta de la esquina. Se nos hace tarde ¿merece la pena? Don Antonio Machado dijo: "Volvamos a la verdad: vanidad de vanidades". ¿Y?
Una gota y otra gota de rocío lo desdibuja todo al paso del tiempo... incluso el prestigio y la credibilidad. Y ya me dirás que es un escritor sin prestigio ni credibilidad... Apenas nada. Pues que entre un mar y lo arrase todo si es tu voluntad. Amén.
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