No hay un día malo que no tenga algo bueno, ni una semana ni un mes ni un año ni una vida. Ni una niña en Valencia que, conociéndola, enseguida te des cuenta que es un Ángel. Para ser justos, todos los días.
Una niña cubana busca piso en Valencia para compartir. Y pide que quien comparta sus horas de piso sean personas aseadas no fumadoras. No es mucho pedir para un Ángel, ella podía compartir piso con la poesía si quisiera. Se llama Dari y es El Ángel de todos los días. El Alma del Saler, le dicen quien la conoce. Pero yo también la conozco, y además, la veo por dentro y digo que es El Ángel de todos los días. Insisto, no me cabe la menor duda.
Sus padres y hermanos están dispersos por el mundo; a España le tocó ella. Dios sigue siendo bueno.
Vivir a su lado es saborear la primavera todo el año. Un Ángel con la capacidad de resucitar con su alegría el estado de ánimo de quien no encuentra camino al andar. Vive al tanto de los demás y siempre está cuando se la necesita. Tiene lo mejor de quien la conoce y es capaz de demostrárselo con su bendita mirada. Ella consigue que quien la trate sea mejor. Por lo tanto, sabe dar y enseñar, y descubrir lo mejor de cada persona que tiene la suerte de conocer. Dari es El Ángel de todos los días, por la gracia de Dios.
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