martes, 5 de mayo de 2015

El Alma del Saler por un día.

Un día, Dari, quiso volar sobre su cabeza de Ángel y ver a su padre en La Habana. Quiso por un día, simplemente, ser El Alma del Saler; dejar de ser el instrumento de Dios por un día, no ser El Ángel de todos los días. Dari tiene sentimientos propios, su mandato divino es ayudar al humano ser en su diario acontecer pero tiene sentimientos propios y a veces...

Y un día, el mismo día que el amor de padre la pudo,
Dari se transformó en Alma del Saler y voló libre sobre su cabeza de Ángel.
Y encontró a su padre en La Habana, su ciudad natal, en el mismo hospital cuidando a los más necesitados.
El padre de Dari es médico en un hospital de La Habana.

Dari apenas podía andar, ella que ayuda a la gente a encontrar su camino, de repente se le paralizaron las piernas y no podía andar...

Como una ciudadana cualquiera preguntó en información por su padre y la derivaron a urgencias:
allí lo encontró trabajando en su bendita cotidianidad.
Lo vió, lo miró por un tiempo trabajar y al acercarse, él desapareció y ella enmudeció.
No fue un castigo divino: los Ángeles, a pesar de sus sentimientos propios, solo pueden amar a los seres humanos.

Como una lucha de Poderes Celestiales, Dari fue derrotada en el amor de su padre, devolvió su trayectoria al día y, en la noche más triste de su vida, regresó a la primavera perenne donde tiene encomendada su misión. El Alma del Saler por un día, volvió a ser El Ángel de todos los días. (Es Dari, si la ven, den por cierto que los milagros existen). 

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