sábado, 2 de mayo de 2015

Voluntades inmanentes.

Hoy está prohibido el llanto (y fijar carteles: "Lo mejor de una dictadura es cuando muere").
A Kristel, la niña de mis ojos.

En la primera hora del día mira el reloj,
espera impaciente la hora del tren que la llevará de vuelta al lugar donde...
De ese día tengo escrito que conviene sobreestimar al amor...
Cómo te echo de menos...

Eran otros tiempos...
Desde aquel día tus ojos fueron los míos y mi mirada la lágrima que se dejó caer por tu mejilla...
Más tarde, y más tarde, y más llegó la noche y llamaste y me dijiste que el viaje bien pero llovía...
¡Ay, si llovía...!.
La primera noche sin ti fue el primer balbuceo de una vida sin ti...
Los años pasan y el frío de la muerte cae diamante del firmamento con una sola estrella...
Ni una noche dejé de verte o mirarte reflejada en esa estrella...

En la primera hora del día me despabila el reloj,
espero impaciente la hora del tren que te traerá de vuelta al lugar donde...
Esta noche fue un delirio desprendido de esa estrella...
Te echo de menos... pero menos... Mi niña.

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