Hay momentos en la vida que las circunstancias nos desbordan, todo se escapa de nuestro control y, en un verbo, se se evade la mente por su cuenta y nos arrastra por laberintos que por saber ni sabemos quienes somos. Esto suele currir cuando una mente se divide y se enfrenta con otra verdad. Entonces la vida se extrema y nos incita a la desobediencia, y a veces incluso a la violencia.
No sé si lo que pretendo es darle carácter formal al desorden mental en el que vivo, pero nunca se me había ocurrido pensar que llegaría el día en el que disentir de mí mismo se convertiría en agresión...
¿En qué momento dejé de creer en mí? ¿Cómo y cuándo se me llenó la boca de espanto? ¿Cuándo fue que derogué mi pasado? ¿El fin justifica todo? Antes arraso con todo.
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