domingo, 7 de septiembre de 2014

Domingo.

Queremos que llegue el domingo y luego no sabemos qué hacer con él. ¡Estúpidos!.

No importa la hora que la consciencia haga su aparición. Es domingo y las prisas y los asuntos inaplazables no cuentan...

Se trata de dejar que la mente dibuje en el espacio un lugar libre de preocupaciones. Ha de ser un lugar donde las penurias no tengan cabida, la estrechez económica, la enfermedad y toda esa basura que aparece en las noticias que nos acompleja y nos hace sentir más pequeños. Hablo de ver amanecer sin prisa, de redescubrir el cielo y las figuras espontáneas que forman las nubes. De enamorarse sin ambages. De buscar soluciones creativas a los problemas y hacer posible los sueños más hermosos. Se trata de ser feliz con lo que tenemos. Sí. La naturaleza. Lo que nos pasa de soslayo: esa voz, esa mirada. La sonrisa alegre del bebé. Es domingo y estamos obligados a desnudar la otra cara de la semana. No nos podemos engañar, tiene que haber otra vida más tolerante, más simpática y amena. Una vida donde vivir no cuesta la vida.

Y ahora, con la cara de los entierros, quiero decir a esas personas que se empeñan en seguir con sus vidas paralelas, que son analfabetos emocionales y que lo toman o lo dejan, pero no habrá segundas oportunidades

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