Me quema tu mirada,
tus pupilas están enrojecidas;
tu cuerpo tiembla.
Tus abrazos no son verdaderos:
no me tomas en serio.
Te recuerdo acurrucada en mis brazos,
adormilada,
quieta,
taciturna...
No quiero tus besos ausentes
con lágrimas provocadas
por sentimientos desconocidos;
ni llorarte tranquilo sin saber qué te ocurre...
No puedo dejarte ir sin saber... Te quiero.
Despunta el día,
dime qué te ocurre...
No te pregunto más:
me callo.
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