viernes, 5 de septiembre de 2014

Antes arraso con todo.

Según un informe sobre prevención del suicidio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado ayer, más de 800.000 personas mueren por suicidio cada año. El asunto que hoy me obliga a escribir es ese.

El 75% -más o menos- de los suicidios se producen en países de ingresos bajos y medianos.

Resulta que el suicidio pudiera tener algo que ver con la economía... Pues solo se me ocurre decir que Dios nos coja confesados, porque el suicidio, al menos en este país, no se prioriza como un importante problema de salud pública.

¿Culpable el gobierno y sus políticas de ajustes y recortes? ¿Los bancos y sus desahucios y sus preferentes y sus suelos y sus comisiones y sus vuelva usted mañana cuando le toque la quiniela?

A pesar del aumento de las investigaciones y el (des) conocimiento acerca del suicidio y su prevención, la superstición alrededor del suicidio persiste y muchas personas no buscan ayuda. Y si la buscan el sistema no proporciona una ayuda oportuna y eficaz.

El informe de la OMS es extenso y con muchos porcientos. A nivel mundial los viejos somos los más adictos al suicidio. Pero cualquier edad es buena. El suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes de 15 a 30 años. Y los hombre somos más de suicidarnos que las mujeres con un diferencial de 2 a 6. Y eso es todo.

Como diría el presidente Aznar, "estamos trabajando en ello". Mientras, cuídense, no se me mueran y menos no se me suiciden. Háganme caso por esta vez, va en serio, sé de qué hablo. Mañana amanecerá un día feliz... El vino corre de mi cuenta. Salud.

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